Relocalización socioeconómica
Dada la importancia y complejidad de este proceso de relocalización, sugerimos dedicarle al menos un Título completo dentro de la ley, o en su caso, promover una ley completa complementaria a la LCCTE.
Con el objetivo de reducir las necesidades de desplazamiento y trasporte de personas y mercancías se promoverá la relocalización económica y social en todos los ámbitos: distribución de alimentos (promoviendo circuitos cortos), empleo (favoreciendo empleos próximos a las zonas de residencia), ocio, deporte, etc. Esto permitirá reducir el uso de vehículos comerciales, excluidos en el art. 15.2
de la prohibición de vehículos con motor de combustión. Se fomentará que el transporte interurbano de mercancías se realice, siempre que sea posible, por ferrocarril, y por barco en la costa y en tramos fluviales navegables.
Estudiar las posibilidades de uso de infraestructuras ferroviarias abandonadas o de la construcción de nuevas vías para ampliar los servicios de transporte de proximidad. Electrificación progresiva de los trazados ferroviarios que aún no lo estén. Creación de nuevas líneas de responsabilidad autonómica, totalmente electrificadas. Fomento del tren de cercanías.
Promover los trenes nocturnos como alternativa que substituya progresivamente los viajes en avión dentro de la Península Ibérica y al resto de Europa.
Se reforzará el comercio de proximidad, sobre todo el de alimentos y de productos de primera necesidad, incluyendo desgravaciones fiscales a dichos comercios. Se apoyará el establecimiento de redes locales de suministro. Se realizarán campañas mediáticas para promover el consumo de productos locales como manera de combatir el CC y fortalecer la resiliencia local.
Dentro del proceso de relocalización asociado al declive energético, se potenciará el papel de las administraciones locales por varias vías:
- Aumento de sus competencias y capacidades;
- Aumento de su autosuficiencia y capacidades de financiación y contratación impulsando la creación de monedas locales municipales, dentro del marco de una Ley de Monedas Sociales y Locales;
- Impulsando la remunicipalización de servicios básicos como suministro de agua y eléctrico.
Electrificar el trasporte no es una solución, al menos no si no se acompaña de una drástica reducción en las necesidades de desplazamientos. Por expresarlo de una manera sinténtica: No necesitamos más coches eléctricos, sino menos necesidad de coger el coche. Esto, obviamente, implicará un ambicioso plan ad hoc multisectorial que excede las pretensiones del presente documento. Es fundamental para la Transición Energética, comprender que tanto la hipermovilidad actual de nuestras sociedades (incluida la mundialización económica y su elevado nivel de trasporte de mercancías) como el modelo de ciudad existente, son fruto de los combustibles fósiles, y que no son compatibles para una sociedad basada en energías renovables. Debe, por tanto, reducirse enormemente la movilidad en un contexto general de relocalización social y económica.
Uno de los obstáculos en la transición a las energías renovables es que los combustibles líquidos son difíciles de sustituir. El petróleo impulsa casi todo el transporte en la actualidad, y es muy poco probable que los combustibles alternativos puedan hacer posible algo parecido a los actuales niveles de movilidad (los aviones de pasajeros y buques de carga eléctricos son un fracaso; la producción masiva de biocombustibles es pura fantasía). Eso significa que las comunidades obtendrán menos provisiones procedentes de lugares lejanos. Desde luego, el comercio continuará de una forma u otra; la relocalización simplemente revertirá la reciente tendencia al comercio mundializado hasta que la mayor parte de los artículos de primera necesidad vuelvan a ser producidos en las proximidades.
Como consecuencia de la reducción de los combustibles fósiles disponibles, la actividad social y económica deberá necesariamente relocalizarse, al resultar más difíciles y costosos los desplazamientos tanto de personas como de mercancías. Por tanto, debe planificarse una relocalización, que incluya la sustitución de importaciones, la recuperación de industrias básicas a una escala racional, y un cierto nivel de autarquía.